Historias De Una Escalera - Jeff the Creepy

Este jueves: contar una historia que se desarrolle alrededor de una escalera. Cualquier tipo de escalera y dejar volar nuestra visión, imaginación propia. 






London, Notting Hill, invierno 1888

Sobre las calles había descendido una densa niebla, era el sello del invierno Londinense. No se podía distinguir nada, impidiendo la visión más allá de las calles empedradas para seguir con el carruaje.

Lady Madison se bajó con su acompañante y reanudaron el trayecto caminando, con una sensación extraña. De repente, un golpe llamó la atención del hombre y salió corriendo hacia la niebla para pedir auxilio. Pero en segundos solo se escuchó una exclamación, más nada.

Ella muy valerosa - no teniendo otra opción - caminó y caminó por horas sin poner atención al tiempo, sin importar que la noche siguiera su curso y lo arriesgado que era caminar sin compañía por las calles solitarias.

Al estar a unos metros de la ciudad, unas pequeñas farolas iluminaban tenuemente la ruta, acentuando el aspecto tétrico de aquellos pequeños edificios. El silencio se interrumpió por un hombre de capa negra, que con paso lento y estilizado camino tras ella. Lady Madison lo observó de reojo, presintiendo el peligro. Apresuró los pasos y corrió hasta el único lugar que encontró con las puertas abiertas.

Cuando entró, se echó a correr a unas enormes escaleras eclípticas, tan elevadas que parecían llevar al cielo. Ella trato de subir más de prisa, pero el psicópata fue demasiado rápido; la agarró por las piernas y cayó sentada. Momento que aprovechó para dejarle enterrado el puñal en su costado. Una mano le apretó la garganta y la otra le dio en el estómago una serie de puñetazos, que la obligaron a vomitar.

Entre tanto, luchando por su vida, ella se arrancó el cuchillo en medio de gritos espantosos; para después, con supremo esfuerzo clavar con todas sus fuerzas el puñal en el corazón de Jeff the Creepy. El sádico titubeó hacia atrás y cayó al suelo, el ataque lo tomó de sorpresa. Agitada, sangrando y gritando frenéticamente, lo movió en zic zac y lo dejó caer por las rendijas de la escaleras desde una altura de cien metros. Scotland Yard y los ciudadanos Londinenses creyeron que por fin Jeff the Creepy, había muerto. Aunque nunca llegó a ocurrir.

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